Dos patrias, de José Martí


Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
su majestad el sol, con largos velos
y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
que en la mano le tiembla! Está vacío
mi pecho, destrozado está y vacío
en donde estaba el corazón. Ya es hora
de empezar a morir. La noche es buena
para decir adiós. La luz estorba
y la palabra humana. El universo
habla mejor que el hombre.
Cual bandera
que invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas del clavel, como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa...

***

La palabra es una luz que al iluminar, miente. El poeta prefiere la noche donde no ve su patria como a una viuda que pasa triste. Cuba es patria de día, cuando se ve y se nombra y no es triste de noche. ¿Qué pasa en esa patria del poeta, la noche, donde no hay Cuba, ni palabra, ni luz?  

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